Escúchate Prem Rawat

—Un tesoro inagotable de sabiduría—
“Es mejor encender una vela
Que maldecir la oscuridad”
Antiguo refrán, citado en [pág. 223]
“Prem Rawat es un Einstein de la Conciencia”
Claudio Naranjo
“No estás deprimido, estás distraído”
Facundo Cabral

Escuchar es un arte. Oír no cuesta nada. Cae una piedra en el lago azul y suena algo así como gluuug: el tímpano capta ese sonido de modo no voluntario; en cambio, escuchar una sinfonía de Mozart, de inicio a fin, sin distraerse, sin pensamientos autorreferentes —interrumpidores—, toma mayor esmero atencional.

Tuve un profesor de música en la Universidad, quien guio mi Licenciatura en Estética, el cual solía decirnos lo siguiente: “Escuchen música sin pensar en nada; el menor pensamiento los distraerá de los violines, el ritmo, los intervalos, el piano, los matices melódicos…, y si piensan durante toda la sinfonía no habrán apreciado ni entendido, nada”.

Esta joya de sabiduría inagotable llamada “Escúchate” me evoca a ese gran profesor de Música.

“Celebrar cada respiración” Me detengo en este capítulo [pág. 70] suspendiendo todos mis discursos. Y en sintonía fina con el sutil ritmo respiratorio natural, leo con lupa este pasaje : “La llegada de la respiración a nuestra vida no es condicional. Día a día viene a nosotros sin cita previa, sin juicios. Viene cuando hemos sido buenos y cuando hemos sido malos. Viene cuando pensamos en ella y cuando no pensamos en ella. No hay nada más valioso. No hay dinero que pueda comprar la capacidad de respirar ¿acaso Eso no nos hace ricos? Poseemos algo inestimable».

Pienso: qué agradable no pensar. Después no pienso. Y me digo: qué dulce es la belleza de pensar, descansando en el columpio de una suave respiración acompasada. Recuerdo a René Descartes y escribo: “Respiro, luego existo”. No descartes a Descartes, joven estudiante: fue el primero en Occidente en pensar por sí mismo (sin dogmas). René Descartes abre la ruta de la Modernidad con su famosísima frase “pienso, luego existo”.

La amorosa y reiterada importancia que el autor otorga a la respiración me sumerge en la aventura (de leer) más todavía. Encuentro esta perla aclaratoria: “a algunas personas les preocupa que el conocimiento del yo interior les lleve a una existencia abstracta y monótona, a un alejamiento de la realidad. Si ganamos en serenidad, ¿nos convertiremos en un vegetal? (Una papa quizá, un rábano) que está enraizado en el sitio. ¿Sin nada interesante en nuestro cerebro de rábano y papa y sin aspiraciones? ¡En absoluto! En algunas historias que he leído sobre la vida de Buda veo que alcanzó la iluminación y luego se volvió muy ambicioso”.

Palabras. Palabras. Palabras. Protesta la mente mecánica. [Krishnamurti], la mente mecánica se semeja al pescador distraído: a cada rato tropieza con las redes. “No nos enredemos en las palabras”, dice el autor por ahí. La advertencia es válida. Válida porque la esencia del libro es la paz no en vano el escritor fue nombrado Embajador de la Paz por el parlamento Europeo . “Todos deberíamos ser embajadores De la paz, no sólo yo”, ha dicho él de manera reiterada. Paz, Paz. Paz. Paz. ¿Qué es enredarse en la palabra paz? Quedarse atascado en el sonido. En el signo. Señal de otra cosa. Es como si Ud. fuera manejando su automóvil y se quedara pensando perplejo en la señal del tránsito, el disco Pare, por ejemplo, y tras parar el vehículo no siguiera manejando por la calle aquella o la autopista, o remozada ruta polvorienta rural.

Tal como uno se queda pegado rumiando un pensamiento, o en vez de cruzar el río se queda de pie en la orilla. “El signo lingüístico es una imagen acústica”, dice el lingüista Ferdinand de Saussure en su exquisito Curso de Lingüística General. Paz, como palabra, es sólo signo, mera imagen acústica. Dice Prem en pág. 93: “El sentimiento de paz es mi yo más profundo. Pero también es parte de algo más que yo, algo más que todos nosotros. Después de que nosotros muramos, la posibilidad de paz seguirá viviendo en todos los átomos del universo. Es infinita. Cuando sencillamente sentimos, estamos conectando con esa paz infinita.”

Detrás del sonido “paz”, en esta obra, yo escucho un océano
En portugués “mariposa” se dice borboleta. ¿Le importa eso a las reales mariposas? Cascada en inglés de dice waterfall (caída de agua) La cosa es la misma, las palabras difieren. Está claro: el mapa no es el territorio. “Escúchate” es un mapa amable y claro para ir al encuentro del yo profundo. Pregunto: ¿Qué es necesario escuchar para abrazar a un ser muy querido? Cuál ser querido? El ser interior. El self El yo profundo (no la falsa personalidad). La falsa personalidad no se escucha. Está vacía. No existe.

Es la pura cáscara de la nuez, sin nuez adentro. No puede ser
Que siendo uno un ser Humano, ignore su ser. Una pausa y ya volvemos. Ya volvimos. He aquí otro mapita, y con este mapita este comentario termina. “Hay océanos en mi corazón donde me encuentro profundamente feliz, no a causa de nada sino por la felicidad misma. Hay océanos en mi corazón por donde navego, no para ir a ninguna parte sino porque es un viaje increíble.” ¿Algún poema suyo para concluir, maestro?

En la oscuridad, dijiste que aprendiera a mirar. Al principio estaba confuso, pero ahora veo. Sin una taza, dijiste que aprendiera a saborear. Al principio estaba sediento, pero ya he bebido. Sin moverme, dijiste que aprendiera a tocar. Al principio estaba entumecido, pero ahora siento. En silencio, dijiste que aprendiera a escuchar. Al principio estaba sordo, pero ahora escucho.

Entiendo mejor, tras leer este libro, porque un día, ya muy lejano del año 1979, el destacado psicoterapeuta de la terapia Gestalt y psiquiatra humanista fuera de serie, nos dijo, a todos y cada uno de los estudiantes y futuros educadores y terapeutas gestálticos: “Escuchen sin prejuicios y atentamente al sabio Prem Rawat, es un Einstein de la Conciencia, y un poeta maravilloso que le canta con simpleza al infinito y sanador amor universal”.