Tambos re-imaginados

por Patricia Muñoz
Dra. en lenguas y literatura afroamericana
Paris, enero 7, 2019.

La preocupación por recrear espacios textuales de resistencia y emancipación constituye uno de los rasgos más sobresalientes de la poesía modernista. En el caso del nuevo libro de Cristian Muñoz López, el Tambo, se percibe una preocupación por recrear un espacio textual desde el cual el artista va urdiendo una narrativa poética que recrea la cosmovisión y el universo afectivo de sujetos originarios que fueran cosificados y silenciados desde la época de la Conquista. Junto a ellos, el artista explora la fragmentada modernidad de quienes hoy transitan por esos Tambos re-imaginados: los Incas-urbanos.

Dos gestos retóricos coexisten en el intento del poeta por construir una compleja idea de travesía desde el despojo hacia la resistencia y reconfiguración de un nuevo sujeto histórico: un gesto de retorno y otro de reclamo histórico. Mediante una estética altamente modernista, que se caracteriza por un estado de fragmentación del yo interior en comunión con una naturaleza fracturada, el sujeto hablante denuncia el despojo de su historia – “los hilos del materialismo” mueven las pirámides del nuevo o viejo imperio.” Al mismo tiempo, condena el avasallador embate de un llamado progreso que destruye el ecosistema Atacameño en su paso por el desierto.

Rememorando la Tierra Baldía de T.S. Eliot, Tambo seduce por su voz poética proteiforme, un tapiz textual donde se entreje un entramado de voces y de narrativas fluidas, susurros y gritos que se unen y desunen en un clamor individual y colectivo por nuevos espacios y senderos del ser y del devenir. Haciendo despliegue de un virtuoso manejo del verso libre, el poeta enroba la narrativa con una idea de fluidez que evoca la estética del movimiento poético de la Negritud en África. Somos testigos de un asalto a la madre tierra, a esa Pacha Mama que sufre y sangra – una tierra baldía donde “Incas-urbanos” buscan y rebuscan pasos e historias perdidas en la niebla del olvido.

En Tambo, esta imaginería que puede llamarse “empírico-materialista” y que aparece en los textos de poetas de la Negritud no es casual. Por el contrario, contiene un bagaje metafórico cuyo propósito es funcional, ya que apunta a un objetivo de crítica social: condenar las fuerzas e ideologías de despojo; despojo de la tierra y despojo de la historia . Al mismo tiempo, y para regocijo de los y las lectoras, el poeta transmite una idea de resistencia, especialmente en la primera parte del libro: pese a que la Pachamama sangra, desde su “tajeada geografía”, ella consigue vengarse del ataque de la maquinaria del poder colonial extractivista: “nubes y cascadas tóxicas” cayendo desde un cielo oscurecido se ciernen sobre “lenguas sedientas” errantes por el “desierto del corazón” (Tambo/Agua). Mientras la tierra sangra, el poeta acude en su ayuda, mediante un bestiario de denuncia: “coyote lumpen, coyote flaco, desnutrido coyote” son algunas de las figuras estilísticas mediante la cual el poeta condena la expresión contemporánea de la colonialidad del poder que destruyera – y sigue destruyendo – cuerpos, historias y ecosistemas. La imagen de la tierra que sangra vehicula la destrucción y saqueo de los recursos del suelo atacameño en manos de “coyotes”, que simbolizan el impacto devastador del actual modelo de desarrollo capitalista.

Empero, no todo es despojo y destrucción en el Tambo. Existe también un segundo gesto retórico que se caracteriza por un momento de reconstrucción que se manifiesta en la narrativa a través de metáforas sanadoras, como por ejemplo, cuando el cansado caminante se adentra en un bosque para ser acunado en “un sueño de luna y niebla” (Tambo Agua II), y surge de él como un nuevo ser, autosuficiente y todopoderoso “me parí en una tierra seca”; “me bauticé con cenizas de un volcán enorme” (Tambo/Agua II). El marcado contraste entre metáforas de fragmentación y de reconstrucción da lugar a un interesante contrapunto poético que intensifica la transición desde la fragmentación hacia la reconfiguración de la narrativa y, con ella, de las voces que allí deambulan. Poemas como “Poemara” anticipan nuevas formas de mirar el mundo en que vivimos, nuevos saberes de lo posible “un sol triangular nos protege del sol esférico”.

De igual modo, a la imagen de la tierra sangrante y enfurecida se contrapone al paisaje interior representado en la segunda parte del libro. Aquí el poeta nos anuncia un retorno al Yo colectivo, a los “muelles de la infancia”, un retorno hacia laderas de ternura. Es en ese “Tambo” textual que el yo interior se trasluce como un buscador de afectos en un terreno baldío: “somos agua que un día morirá de sed” (Tambo/la resistencia); “entre todos conjugamos un verbo imposible” (Nuestros cuerpos). Aquí el poeta nos advierte sobre el peligro de la alineación individualista y el necesario reclamo de la historia como elemento fundamental de la subjetividad Atacameña.

En Tambo, Muñoz López entreteje subjetividades ancestrales y contemporáneas. Al mismo tiempo, nos invita a considerar las matrices de poder que acompañan el viaje de cuerpos, sujetos y saberes en complejas travesías del ser y devenir. En este sentido, susformas de representar el tema de los Tambos desde una estética modernista demuestra su posicionamiento como escritor consciente de las relaciones de poder que afectan la historiografía de la Conquista y del capitalismo neo-liberal en la región atacameña. Ciertamente su narrativa invita a retomar dinámicas de resignificación emancipatorias que exploran dinámicas de alineación y, al mismo tiempo, entregan un mensaje de posibilidades, donde el amor puede “alcanza(r) para cubrir nuestro mundo”.

En este punto, el escritor se hace eco del clamor de sus personajes: puesto que poco o nada queda de la historia de los Tambos ni de sus arquitectos – originarios atacameños – ambos deben ser imaginados en la literatura. De esta manera, Muñoz Lopez nos propone un espacio textual que procura corregir hegemonías, al tiempo que nos invita a considerar la historia como un proceso inacabado y abierto a nuevas interpretaciones: se debe seguir mirando hacia atrás para reconstruir la subjetividad histórica de hombres y mujeres originarios en territorio Atacameño.